Existen
historias que ilusionan, que se meten dentro de la piel, en las que te pierdes,
con las que aceptas vivir para siempre...
Y
yo no me voy a olvidar ni de Jayden ni de Sara, siempre atesoraré con mimo los
recuerdos que he vivido en la Provenza Francesa, que la casa huele a flor, a
lavanda, a verano y a palabras que nunca se dijeron... Que falta mucho por
reformar, y que lo primero en construir de cero será el corazón de dos personas
que vivían superficialmente, como si la vida les pasase por delante y ellos se
limitasen a respirar.
Dos
vidas que se diluyen por inercia en la monotonía y que no encuentran más luz
que la del amanecer día tras día, no existe nada en sus vidas que sea
emocionante, no hay cambios no hay sorpresas…
Sara
tiene veintinueve años y vive en Londres con un marido que no la ve, que la
convierte en inexistente y con un hijo que ocupa todo su tiempo y del que
le cuesta separarse.
Sara
no es feliz. Sara no sonríe, y su burbuja de tristeza la está consumiendo sin
poner resistencia. Es un personaje con aire sumiso que nos provoca frustración
cuando leemos según que escenas. Es la típica amiga a la que le diríamos “espabila”.
Jayden
es un hombre atormentado por su pasado, ha visto cosas que nadie osa imaginar y
hace siete meses llegó a Tullia con un claro objetivo, recuperar su salud
física y mental, y para ello necesitará crear vínculos con gente del pueblo
para sentirse útil prestándoles su ayuda. Lo que desconoce es que aunque él
dice que su estancia será temporal todo cambiará el día que ella aparece en la
plaza del pueblo.

Existen dos escenarios, Londres y la Provenza
francesa. Y bajo mi percepción la historia se va desarrollando entre ellos
paralelamente, es como si a la vez que los sentimientos cambian, evolucionase
también el paisaje y todo lo que les rodea, todo fluye y pasamos de un Londres
frío y gris donde Sara no es feliz, a un château donde reinventarse y
descubrirse será su única salvación.
Os
confieso que adoro los entornos descritos en el libro, me imagino algo similar
a la película “Bajo el sol de la Toscana”. Vais a descubrir un caserón
casi abandonado en medio de un jardín precioso, como de fantasía y un clima que
ayuda a que el halo de romanticismo se cree sin ningún esfuerzo, como si fuera
un paréntesis y todo fuera posible dentro de él.
La
historia de los dos protagonistas se construye a fuego lento, sin prisa, son de
esas historias que te sacan una sonrisita, que incluso por la prudencia de los
personajes piensas, ¡oh dios que pase algo ya!
Lo que si os digo es que ellos
dos irán creando recuerdos preciosos que os dejarán enamoradas y que os
pellizcarán un poquito el corazón; no olvidéis que cada uno tiene una vida, y
esta no se para por nadie.
Descubriréis cómo la palabra “nunca” se convertirá en algo
maravilloso. Y como dice la autora María Martínez: Somos la suma de las decisiones que tomamos, y nos pasamos la vida
esperando a que los demás cambien para poder ser felices, cuando los que
debemos cambiar somos nosotros.
Me
guardo esta frase, porque soy una gran romanticona, y creo que cuando algo
tiene ángel, debe ser reconocido: Porque
lo natural de las cosas es eso, ellos dos juntos.
Se nota que te ha encantado gorda!!! Es una historia preciosa que te llega muy dentro! María tiene una elegancia expresándose que cuesta de encontrar hoy día!
ResponderEliminarPreciosa reseña!!
Besotes
Está entre mis futuras lecturas. Bonita reseña.
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